Cuando oímos hablar del “Levante Unión
Deportiva” pensamos que es un un club de mitad tabla en primera división,
podemos conocer algunos jugadores de la plantilla, cuerpo técnico, pero cuesta
más reconocer, sino eres allegado a la
entidad, todo lo que esconde el club en cuanto a su gestión y directiva. Cabe
decir que el Levante es un club con un presupuesto muy limitado y de orígenes
cuanto más humildes. Al ser el segundo equipo de su ciudad los privilegios no
van destinados precisamente a ellos, pero el amor y sentimiento de los
aficionados por su escudo es inmenso. Ese cariño hacia el Levante es lo que
llevó a Quico Catalán a la presidencia del club, y nunca nadie ha dicho que el
camino hacia esa gloria haya sido fácil.
La entidad de Orriols se encontraba en una
situación crítica antes de llegar el Señor Catalán a las riendas del club. En
el año 2008, presidía el Levante Pedro Villarroel, cuya nefasta gestión llevó
al mismo a la ruina. Por una parte los jugadores dejaron de cobrar sus salarios
y amenazaban jornada tras jornada con ponerse en huelga. El club comenzó a
endeudarse. Y el 3 de julio de 2008
presenta suspensión de pagos. Hoy en día esa situación parece algo anecdótica,
el caso es que fue la peor situación de la historia del club. Comenzó a hacer
estragos este trance y con la entidad a punto de desaparecer y con casi 90
millones de euros de deuda, apareció un hombre al que el levantinismo debe
muchísimo, con un equipo al borde del precipicio y una deuda impagable, Don
Francisco Catalán llega al club valenciano con un único objetivo, como él mismo
decía, “que el club siga con vida está por encima de cualquier cosa”.
33 años tenía el joven cuando llegó a lo más
alto del club granota, una edad poco inusual para ponerse al frente de una
importante entidad como es un club de fútbol. Sin hacer ruido, Catalán, fue
poco a poco en ascenso y, tras ser visto con buenos ojos por parte de todas las
administraciones valencianas, desplazó al ya nombrado anteriormente expresidente
y ex máximo accionista del club Pedro Villarroel. Al no correr tiempos buenos
por el feudo granota, nadie daba un duro porque el Levante salvara la categoría
de Segunda división A, su único objetivo vista la situación en la que se
encontraba el club, pero lo que no sabían era que detrás del nuevo
presidente había un sequito de hombres
que ayudarían a Quico Catalán a sacar al Levante del “pozo” y situarlo donde se
merecía. Entre ellos destacan: Manolo Salvador, director deportivo del club,
Tomás Pérez, vicepresidente, Paco Fenollosa, presidente de honor y Andrés
Garcerá, delegado.
El club valenciano sufrió una remodelación
absoluta al abandonar Villarroel la presidencia. Comenzaba una nueva temporada,
y con ello una nueva era en el Levante. El objetivo era conseguir la
permanencia en la división de plata. Se firmó a Luis García Plaza como técnico
y la fuga de muchos jugadores y la contratación de muchos otros no solo dieron
la salvación al club, sino que consiguieron un milagroso ascenso a primera
división el mismo año que el Levante celebraba su primer centenario como
entidad futbolística.
Claro estaba que algo había cambiado en el
modesto club valenciano. A partir de ahora tenían que afrontar una temporada en
primera división y la estrategia era muy simple, al contar con tan solo 21
millones de presupuesto y tener una deuda que sanar de 90 millones, había que
hacer algo por sacar como y en la categoría que fuese al Levante adelante. El
primer ejemplo claro fue el de Felipe Caicedo. El ecuatoriano firmó por el
Levante para tener minutos y participar en el juego, y tanto fue esto que
consiguió un total de 13 goles y el Levante se convirtió en el equipo
revelación de la Liga. El Levante terminó la temporada 14º. La estrategia
concluía con la venta del jugador ecuatoriano por una elevada cifra que servía
al Levante para sanar su deuda. Al año siguiente continuó esta táctica con
Arouna Koné y el Levante consiguió un hecho histórico, se clasificó para Europa
League con una magnífica actuación y volviendo a salvar la categoría una
temporada más.
Quico Catalán visto el progreso de la entidad
desde su llegada creció como persona y como empresario dentro del Levante,
tanto es esto que ocupó el puesto de vicepresidente de la Liga. Hoy en día está
totalmente centrado en su labor como presidente del club granota, y a pesar de
bulos que han podido afectar a la credibilidad del club en su totalidad, este
siempre ha mantenido su integridad sin entrar en polémicas y la gesta que ha
supuesto su llegada al club sigue adelante, y en primera división una temporada
más.


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